martes, febrero 15

EL ANCLAJE: EL JUEGO INTERIOR

 

En el último artículo Marisa, nuestra psicóloga deportiva, nos hablaba de como empezábamos el año con cientos de propuestas y objetivos, y como estos se diluían en pocas semanas, quedando en el olvido hasta la próxima subida de la "ola". 
Pues bien, toca usar una interesante técnica para conseguir "anclar" esas propuestas, objetivos o metas que se cruzan por nuestra "cabecita" y no dejarlas marchar a las pocas semanas. 
Tan solo necesitamos cinco sencillos pasos y un poco de tiempo para detenernos a pensar sobre nuestras sensaciones, emociones y vivencias que hemos experimentado. 
¿Merece la pena, verdad?. Parar unos minutos y descubrir que cosas nos han hecho sentirnos bien y dejarlas presente en nuestro día a día. 
Leyendo el artículo me venía a la cabeza, la cantidad de personas que después de un arduo esfuerzo, han perdido peso, se encuentran sanas, ágiles y sobre todo fuertes. Y a causa de la vorágine laboral, familiar o simplemente no fijar esos hábitos saludables han vuelto a ese estado de sobrepeso, con la consiguiente frustración.  
Quizás esta técnica de programación neurolingüística pueda ser de mucha ayuda y poder tomar las riendas de nuestra situación. Como siempre Marisa mil gracias por tu sabiduría y por ayudarnos a tener una vida más consiente y plena.  Ahora a disfrutar del artículo. 


El anclaje: el juego interior

 

Para entender este artículo es necesario que os hayáis leído el artículo anterior: “A palabras necias, oídos sordos”.

En este artículo quiero darle protagonismo a nuestras EMOCIONES con una técnica de programación neurolingüística que nos permite conectar con el estado emocional deseado para afrontar una situación. 

Generalmente, todas nosotros estamos expuestos a anclajes emocionales: el aroma del perfume de tu primer novio, una canción que te recuerda tu adolescencia, un plato que hacía la abuela...  También hay anclajes negativos: la primera borrachera con tequila: el simple hecho de olerlo te da náuseas. Soy consciente que tratamos de deporte, pero quiero transmitir lo potentes que pueden ser ciertos anclajes.

El origen de los estudios y de la importancia de los anclajes se remonta a Ivan P. Pavlov, psicólogo y fisiólogo ruso ganador del Novel de medicina en 1904. Los anclajes para Pavlov eran la asociación de un estímulo (una campanilla) a una respuesta fisiológica (salivación). Esto se producía por la asociación conductual llamado reflejo condicionado.


¿Y si te digo que podemos crear anclajes para tener buenos estados emocionales? Es decir,  se puede conseguir que al ver el estímulo (tus zapatillas de deporte), reaccionemos con un “Ostras, carrera, ¡que guay!” en vez de con un “Oh, no, las malditas series otra vez…”

¿Os crea curiosidad? Os describo los pasos a seguir a partir de una experiencia que tuve hace años:

1.  Elige una situación en la que hayas experimentado el sentimiento que quieres anclar. El sentimiento que quería anclar era la confianza, la creencia de que “puedo hacerlo”, y que “soy más fuerte de lo que creo”, y la situación que quiero anclar es una travesía que hice hace años.

2.  Revive esa situación: era agosto y fue una prueba a contra reloj, con los nadadores saliendo de minuto en minuto. Empecé “rara”, no sentía el agua, pero de repente me enganché a unos pies (táctica que por aquella época no tenía muy entrenada), pero me acuerdo que algo en mi interior me dijo: “a por esos pies, ¡que no se te escapen!” Me espabilé, la espalda ¨se me abrió¨, mis brazos empezaron a agarrar el agua y en lo único que me concentré fue en perseguir esas burbujitas.  Intenté ayudar haciendo relevos, ya que es lo que se hace entre compañeros, pero esa persona iba demasiado rápida, no podía. Lo único que podía era aguantarle los pies. En el trascurso, fluía. Era una sensación de puro concentración en la técnica, en mi cuerpo, en esos pies, en la respiración y en mis palabras. Nunca olvidaré esa sensación. Me encontraba fuerte, ahogada pero fuerte. 

3.  Intensifica las imágenes dándoles más fuerza: recuerdo saborear el mar, observar la isla a lo lejos, sentir los rayos de sol y seguir esos pies sea como fuese. Me acuerdo de mi diálogo interior: “estás fuerte Marisa, fuerte, fuerte”. Fueron las palabras que me salieron en ese momento. No me percaté de las demás nadadores. Era como si, esa persona y yo fuésemos los únicos. Fue una sensación indescriptible.

Lo que yo digo: ¡atención plena!

4.  Cuando sientas que has llegado a ese pico alto de la emoción, ánclalo. Desde esa travesía, cuando me digo: “¡fuerte!”, sé muy bien qué quiere decir, qué sensación quiero sentir, y cómo me tengo que comportar. Hoy en día, esa palabra me acompaña cuando hago series en cualquier deporte que practico. 

Hay otras maneras de anclar recuerdos, no sólo con “palabras clave”. Puedes anclar esa emoción con un gesto, tocando algún objeto o alguna parte de tu cuerpo, ancla con tu música favorita. Cualquier cosa que te ayude a revivir esas sensaciones. 

5.  Comprueba que funciona: la psicología, la PNL no es magia. La base de todo es la práctica y la repetición, pero si encuentras esa EMOCIÓN que deseas tener, reviviendo algún otro momento parecido, REVÍVELA, una y otra vez.

Ahora, hay un peligro: esta técnica puede transformarse en supersticiones, en tics nerviosos, y en rutinas insanas para mantenerse concentrado en el objetivo ¡Cuidado! Es una técnica de doble filo.

Y, al fin y al cabo, la creencia en esta técnica también tiene mucho que decir. Si te lo crees, pruébalo, no tienes nada que perder y mucho que ganar. Si no te lo crees, olvídatelo, no fuerces, algo diferente hará click en tu mente para conseguir tus propósitos.


No dudéis en contactar con esta gran profesional y por supuesto estaremos muy atentos  esperando las siguientes propuestas de Marisa. Aquí os dejo sus datos de contacto para todos los que queráis poneros en contacto con ella. Un saludo.

Consulta Presencial y Online. Teléfono: 626461756; email:hola@marisarichelle.com    /marisa.richelle.psicologa@gmail.com; www.marisarichelle.com






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