“JAIME ES UN ADICTO
AL DEPORTE”
TODOS etiquetamos
Nos etiquetamos a nosotros mismos. Nos decimos cosas como: “Soy
perezoso, voy a hacer lo justo para mantenerme”, “Soy así y punto”, “Soy
corredor de larga distancia, no me van las carreras cortas, no tengo la
explosividad que hace falta y ya tengo una edad” o “Soy súper competitivo, el
subidón que me da no tiene precio “.
Etiquetamos a los demás: “Uff, que gordo se ha puesto Pepe, ya puede ponerse serio
a base de pollo y lechuga e ir al
gimnasio o a correr, que si no explota”, “María está como una cabra, se apunta
a todos las competiciones, sólo habla de las carreras y del entrenamiento… que
cansina, madre mía”, “Javier es un holgazán, no le va nada el deporte”…
Etiquetar es parte de nuestra naturaleza y nos sirve
para catalogar a los demás y a nosotros
mismos: lo hacemos para comprender, justificar y racionalizar nuestro exterior
y nuestro comportamiento. Es un
mecanismo de defensa que nos da seguridad:
al clasificar a una persona sabemos cómo comportarnos con ella o podemos
justificar nuestros propios actos cuando nos auto etiquetamos.
La clasificación de las cosas consigue que pisemos terreno
estable y permanezcamos en nuestra zona de confort.
¿Qué tiene que ver el etiquetar si el artículo va de “adicción
al deporte”?
¡Porque quizás estemos etiquetando a Fulanito,
el cabra loca de las montañas, ese que es
adicto al deporte!
Quizás, ¿Eh? Solo quizás, jajaja.
Piénsalo
Tendemos a pensar de una manera dicotómica que divide todo
en blanco y negro, sin darnos cuenta que hay toda una paleta de grises. Primer
punto importante a distinguir en este
momento:
1. Los
psicólogos podemos hablar en ciertos casos de una implicación excesiva que
puede llevar a la persona a realizar muchos sacrificios y de dedicación
desproporcionada de acuerdo a unas
expectativas demasiadas elevadas, PERO de ahí a etiquetar a una persona dentro
de una categoría diagnóstica de adicción hay un trecho. Se puede describir las
conductas con los adjetivos “exceso”
u “obsesión”, pero NO hay que aplicar esos adjetivos a la persona a la
ligera. No es lo mismo, HACER que SER.
En el día a día, todos nosotros mostramos muchas mascarás, muchos roles, vamos
en automático, creyendo que lo que
hacemos nos identifica, nos define. SI,
pero NO. Lo ideal sería HACER desde el
SER, siguiendo tus valores y tu principios. Es cuestión de escuchar a nuestra
INTUICION, ella es muy sabia. El EGO nos lleva como pollos sin cabeza. Tan solo,
cuidado al etiquetarnos a
nosotros y a los demás. NO todo es oro lo que reluce!
2. Encasillar
las conductas de un deportista es lo “normal”,
pero… ¿Alguna vez nos hemos parado a intentar comprender la complejidad que
explicaría esas conductas? Quizá convendría respetar un poco las decisiones
personales, las evaluaciones de costes y beneficios que pueda hacer cada
persona, las expectativas que quiera tener y los sueños, razonables o no, que
le muevan a usar su energía como desee.
Estos dos puntos son muy importantes a la hora de considerar
etiquetar a una persona, pero Marisa: ¿Cuándo
podemos considerar que se ha traspasado el LÍMITE y que el ocio o la afición se ha convertido
en una obsesión?
TODO DEPENDE DE LO REALISTAS QUE SON SUS EXPECTATIVAS
Cuando el esfuerzo está relacionado con el logro de las
expectativas, podemos pensar que es beneficioso porque mejora nuestra
autoestima. La capacidad de establecer metas y alcanzarlas es algo que el deporte enseña muy bien.
Ahora bien, en algunos casos, si las expectativas están
desajustadas y nos hemos propuesto unas metas irrealistas para vuestro nivel, éstas podrían ser una fuente de frustración.
Hay una tendencia entre los corredores de buscar cierta
marca, mejorar puestos en una carrera o de ganar a los compañeros de
entrenamiento. Por un lado es una motivación saludable, tanto física como
mentalmente, pero hay que DOSIFICARLA.
Existen muchas otras dimensiones a la hora de practicar el deporte, como
por ejemplo, la simple gratificación de correr, el quedar con los amigos,
descubrir nuevas rutas, correr a diferentes
altitudes, sentir la adrenalina de correr en la montaña, disfrutar de la naturaleza,
etc.
Ya hemos aprendido que en una carrera de montaña hay muchísimos factores que pueden “perjudicar” tu rendimiento aunque hayas seguido un entrenamiento al dedillo. Sólo puedes manejar lo que está en tus manos, incluyendo tu capacidad de adaptarte cuando cae una tromba de agua repentina y hay que replantearse los objetivos, cambiándolos por otros más realistas. Tu marca se tendrá que ver afectada por la nueva situación, por fuerza, y no queda más que aceptar tu nueva situación.
Consejos para practicar deporte sin obsesionarse:
1. Analiza TUS “para qués”. Este punto ya lo he mencionado en artículos anteriores porque me parece muy importante ya que, en el mundo del deporte, es habitual que pases de correr 3 km a hacer medias maratones en poco tiempo. El contexto deportivo te desafía a perseguir un objetivo, y luego otro y otro más, hasta hacer que te pierdas en un círculo vicioso. CUIDADO: existe una fina línea entre utilizar el deporte como afición y superación personal o como válvula de escape, sintiéndote presionado por tus expectativas o para evadir tu realidad. Hay que estar atentos y volver al motivo principal que te hizo empezar correr.
2. Establecer metas atractivas PERO realistas, que te hagan disfrutar de tu deporte, de la mejoría de cada kilómetro que corres, estando bien organizado y supervisado por un profesional.
3. Poner límites, para equilibrar deporte y vida personal. ¿Cómo hacer esto cuando estás inmerso en el ciclo vicioso? Cuando sientas que no estás disfrutando de tu deporte, que es más una obligación que un aporte positivo y te causa estrés y te hace sentir fatigado. Ahí es cuando hay que parar y replantearse los objetivos individuales deportivos y personales.
PONER LÍMITES.
2 comentarios:
¿Límites? Supongo que este es el punto más complicado para muchos de nosotros, incluso en nuestro día a día.Establecer cuál es el límite, cuándo, sin que surjan sentimientos de culpabilidad o fustración.
Gracias de nuevo por tus aportaciones
La clave está en encontrar el equilibrio. Y sobre todo que todo lo que hagas sean por placer y no por obligación. Esa puede ser una buena técnica. Un saludo
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