¿Quién no ha seguido un plan de alimentación, un dieta o simplemente ha quitado ciertos alimentos perniciosos para sentirse un poquito mejor o simplemente perder algún kilo que se había pegado al abdomen o las caderas?. Creo que la respuesta es sencilla: "Todos". Pero quien se ha planteado: ¿Hasta cuando debo estar con esta dieta?, ¿Cuándo he sobrepasado la línea roja donde dejo de cuidar mi peso o lo que como y entro en la zona de los trastornos de alimentación y conducta?.
Vivimos en la era de la imagen, la fotografía perfecta y la vida de ensueño. Si miramos las revistas, las redes sociales o las películas, en el noventa por ciento de los casos nos encontramos con cuerpos perfectos que nos llevan a sentirnos empoderados y capaces de conseguir cualquier reto que se nos presente. Mucha gente me insta a que prepare un plan de entrenamiento para conseguir el cuerpo de tal o cual famos@, futbolista o actor/actriz. Queremos parecernos a nuestros referentes o "influencers" de turno, pero olvidamos que esa foto maravillosa generalmente es fruto de muchas variables: una preparación física específica, una dieta exigente, manipulaciones hídricas, un trabajo específico de fotografía e iluminación, aderezado con estética y lo más importante que esa foto es una instantánea de un momento concreto que generalmente no vuelve a repetirse. Mientras tanto tenemos a cientos o miles de personas, buscando replicar ese cuerpo con las consiguientes frustraciones, obsesiones con el entrenamiento y problemas de alimentación.
Creo que Marisa hace una fantástica recapitulación de los indicadores que nos pueden llevar a pensar que tenemos un trastorno de alimentación y como debemos relacionarnos con la comida.
Olvida las dietas, empieza a pensar en comida sana, real, alejada del alcohol y productos ultra-procesados. Pide ayuda a profesionales de la nutrición, del entrenamiento y la psicología para encontrar tu "punto de equilibrio". Y como bien dice Marisa si tras leer su artículo detectas que algo no va bien, no lo dudes y ponte en contacto con un profesional.
"Entre el estímulo y la
respuesta hay un espacio. En ese espacio se halla nuestro poder de elegir la
respuesta. En nuestra respuesta se basan nuestro crecimiento y nuestra
libertad". Viktor Frankl
La alimentación y nutrición son clave en el rendimiento
deportivo, pero ejercer “control” sobre la dieta puede ocasionar una serie de
emociones contradictorias: por un lado existe una motivación y se crean unas
expectativas para bajar el porcentaje de grasa y sentirnos mejor, pero por el otro
también puede significar restricciones, stress, ansiedad, soledad e
incomprensión social.
El primer problema es que tendemos a pensar en un todo o nada:
“tengo que seguir la dieta a rajatabla para conseguir mis objetivos, no puedo
salir a cenar con los amigos o perderé todo el esfuerzo hecho”, “no puedo comer
dulce, nada”, etcétera. Este tipo de pensamiento es muy estricto y poco
realista: uno aguanta toda la semana, pero cuando llega el fin de semana o el
día del “cheat meal”, nos permitimos comer aquello de lo que nos hemos privado entre
semana. Devoramos para aliviarnos durante un rato, pero después viene la culpa
y otra vez a la “dieta restrictiva”. ¿Podríamos
ver este proceso de una forma más constructiva y placentera? .El problema es
que se nos ha inculcado la idea de la dieta como algo negativo, y tanto control puede desbocar en
desarreglos alimentarios.
Sin embargo, antes de profundizar en el tema emocional de los atracones, es necesario definir las conductas con palabras para poder racionalizarlas, aceptarlas y transformarlas.
CRITERIOS DIAGNÓSTICOS DE TRASTORNO DE ATRACONES-DSM
5 |
A) Episodios recurrentes de atracones de comida.
Un episodio de atracón se caracteriza por los hechos
siguientes: 1. Ingestión, en
un periodo determinado, de una cantidad de alimentos que es claramente
superior al que la mayoría de las personas ingerirían en
circunstancias parecidas. 2. Sensación de falta
de control sobre lo que se ingiere durante el episodio. B) Los episodios de atracones se asocian a tres (o
más) de los hechos siguientes: 1. Comer mucho
más rápidamente de lo normal. 2. Comer hasta
sentirse desagradablemente lleno. 3. Comer grandes
cantidades de alimentos cuando no se siente hambre físicamente. 4. Comer solo
debido a la vergüenza que se siente por la cantidad que se ingiere. 5. Sentirse luego
a disgusto con uno mismo, deprimido o muy avergonzado. C) Malestar intenso respecto a los atracones. D) Los atracones
se producen, de promedio, al menos una
vez a la semana durante tres meses E) El atracón no
se asocia a la presencia recurrente de un comportamiento compensatorio
inapropiado como en la bulimia nerviosa y no se produce exclusivamente en el
curso de la bulimia o la anorexia nerviosa |
La información te da poder, y con este recuadro espero haber
despejado dudas acerca de lo que es un Trastorno de Atracón, cada vez más común
en nuestra sociedad.
Tanto si consideras que puedas sufrir de algún desarreglo
alimentario o no, hay un factor denominador común, en mayor o menor grado,
cuando se descontrola a la hora de seguir una dieta: la ansiedad, la culpa, la
vergüenza, la decepción, la autocrítica.
Estas emociones son una gran herramienta de autoconocimiento y cuando
aprendemos a manejarlas y gestionarlas podremos lidiar con los desafíos del día
a día. Para ello hay que tomar el tiempo para escucharlas, traducirlas y
trabajarlas. No hay atajos aquí, lo siento.
Cuando una persona se descontrola con la comida, es que
inconscientemente “está tragando” con algo. Algo estamos encubriendo con la comida, puede
ser aburrimiento, ansiedad por la propia restricción de la dieta, comer
para castigarnos, hambre de amor y de contacto al sentirnos
solos, ansiedad de espacio cuando no sabemos ser asertivos en nuestras
relaciones, estrés, o incluso algo mucho más profundo que puede que haya pasado
en la infancia y algún suceso en el presente desencadene la compulsividad (ya
por hábito) para aliviarse inmediatamente con la comida.
Curiosamente, desde muy pequeños relacionamos la comida con
nuestra zona de confort. Nada más nacer nos dan la cachetada en el "culete", nos
ponemos morados, lloramos, pero enseguida sentimos el calor de la madre, el
alimento y la comodidad. Ese mismo acto, repetido cientos de veces, hace que
quede en nuestra psicología que la comida es seguridad.
Es una manera de supervivencia, pero es un arma de doble filo: nos puede perjudicar a la hora de enfrentarnos a nuestros problemas.
¿Cómo empezar a manejar los atracones de comida, independientemente de que tengas un trastorno de conducta alimentaria o no?
1. Diferencia entre hambre física y hambre emocional. Busca en Internet las diferencias y empieza
un diario para observar estas diferencias. Te sorprenderás las veces que uno come simplemente por comer,
sin ganas, por automatismo.
PD: Si te sientes identificada con las características del trastorno expuesto en el recuadro de este artículo, recomendarte que pidas ayuda a un profesional que te pueda guiar y apoyar en el camino para sanar tu relación con la comida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario