Los entrenadores en nuestro afán por que los deportistas consigan sus objetivos, exigimos un nivel alto de perfeccionamiento, de exigencia y de consecución de los objetivos previstos. Como bien comenta Marisa en el artículo, estos son valores, que van muy unidos al sacrificio y la consecución del éxito. Pero no nos damos cuenta en los efectos secundarios que generan.
Este grado tan alto de exigencia, sobre carga a los deportista de tantas obligaciones y responsabilidades que cuando llevan un tiempo, dejan de rendir, se desmotivan, aparece la desgana e incluso el temido sobre entrenamiento.
Llega la hora de hacer un trabajo conjunto entre entrenadores y deportistas. Reflexionar y hacer un análisis realista de nuestro tiempo para entrenar, trabajar y dar a la familia y relaciones sociales. A partir de este punto, seleccionar las pruebas que realmente "podemos" preparar y organizar los entrenamientos acorde a lo que vamos a poder realizar.
Muchos corredores nos vamos a ver reflejados en este artículo y seguro que nos servirá para tomar conciencia de esta grave situación causante de muchos abandonos de los entrenamientos.
Como siempre mil gracias a nuestra Psicóloga Marisa Richelle por su sabiduría y sus propuestas tan interesantes. Vamos a disfrutar del artículo.
Erich Fromm
La auto exigencia y el perfeccionismo es un asunto que afecta a todos los deportistas de forma inconsciente y automática.
En líneas generales, el deportista aficionado suele estar orientado a objetivos deportivos muy concretos; Planifica y organiza su día a día para poder superar el reto que se ha impuesto.
Sin embargo, lo que supone que es
una afición que aporta placer y equilibrio a nuestras vidas, a veces se transforma
en una presión añadida que puede provocar mucha ansiedad.
A menudo, se dicen frases como
estas:
“Necesito que todo esté perfecto
para estar tranquilo”
“Me exijo, me exijo y me exijo, ésta
es mi filosofía de vida”
“El control me da seguridad”
“Si no me presiono es como si no
me importara”
Este monólogo interior representa
unos valores que la sociedad aplaude, pero son muy difíciles de manejar desde
el punto de vista emocional. Todo tiene un límite.
Preguntas para reflexionar:
1. ¿Te has
planteado por qué tienes que demostrarte todo el tiempo que eres bueno en todo
o por qué tienes la necesidad de superarte siempre, y cada vez más?
2. ¿Qué pasaría si,
después de todo el esfuerzo, no obtienes los resultados que quieres? ¿Qué
significaría eso para ti? ¿Qué valor te pones?
3. ¿Sabes por qué,
aun estando seguro de que te haces daño, sigues exigiéndote?
- En la auto exigencia y el perfeccionismo quizás se esconde una baja autoestima o, el no estar satisfecho contigo mismo tal y como eres; quizás necesitas corresponder a lo que se espera de ti o, mejor dicho, a lo que tú crees que se espera de ti.
- La auto exigencia y el perfeccionismo son muy valorados en nuestra sociedad ya que representan niveles de implicación, compromiso y esfuerzo que muchas personas son incapaces de alcanzar.
Este tema es como la pescadilla que se muerde la cola; por
un lado, justificas tu exigencia para lograr esas metas, pero por otro estás
cansado, no rindes, los números no dan y no disfrutas.
Se ha demostrado científicamente
que cuando nos auto exigimos con palabras críticas se activa una zona en el
cerebro que quiere protegerte, por lo que se bloquea e impide que generes un
cambio.
Cuando te críticas, te enfocas en
tus debilidades, por lo que tus respuestas motoras se resienten y pierdes
concentración para encontrar una solución.
Tu afición puede
ser tu mayor pesadilla si sigues auto saboteándote
Reflexión
Cuando un amigo cercano no se
encuentra bien, no le salen las cosas y está estancado en sus objetivos
deportivos ¿Qué hacemos normalmente? Le damos ánimos, ¿Verdad? Escuchamos con
empatía y aportamos palabras e ideas que le levanten el ánimo. ¿Por qué no
hacerlo a nosotros mismos?
Un poco de autocompasión,
por favor.
Consejos: Adiós a la auto
exigencia, hola al placer de disfrutar de nuestro hobby
1. Exponte al fracaso y a ser poco responsable.
2. Fuera los “tengo que”,
“siempre”, “nunca”…
Todas estas palabras te someten y
al repetírnoslas sin cesar las incorporamos a nuestro sistema de creencias y
valores sin cuestionarlas.
Trata de debatir tus “deberías”,
e intenta llegar al fondo de ellos mediante preguntas (se llama método
socrático, googlea). Quédate con aquellas ideas que se ajustan a lo que te
haría feliz como deportista.
Transforma tu dialogo
interior en “me gustaría”, “podría”, “tengo
ganas de…”. Cambia el “He de entrenar” por “Quiero entrenar”.
3. Busca el placer de
tu afición
Has elegido tu afición por algún motivo en particular. Persigue ese motivo. Cuanto más te dejes llevar por las buenas sensaciones de tu deporte, más vas a disfrutar, mejor calidad tendrá tú entrenamiento y más aprenderás cada vez que practiques tu afición. Déjate llevar y acompáñalo con una sonrisa.
4. Un día detrás de
otro
Lo que has hecho hoy en el
entrenamiento es lo mejor que has podido hacer en ese momento. Desconecta y
mañana será un nuevo día. Mejor o peor, mañana se verá. Practica el Mindfulness
y verás como ves las cosas en otra perspectiva
5. La exigencia, en
contadas ocasiones.
La exigencia puede que te ayude
en contadas ocasiones donde necesites salir adelante y concentrarte en las
múltiples tareas que necesites hacer. Aquí la diferencia radica en la intensidad
y la frecuencia de la exigencia.
Te puedes ahogar si te auto exiges
en todas las áreas de tu vida, durante todo el tiempo. Elige cuando sí y cuando
no.
La elección te da libertad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario