Vivimos en la era de la comunicación y las redes sociales, nuestra imagen y la forma en que la proyectamos son dos elementos claves en este juego de exponer de forma pública nuestra vida. Cuerpos esbeltos, cincelados por horas de gimnasio y estar siempre a la última moda crean una imagen corporal sesgada y casi siempre manipulada por programas informáticos, filtros y demás artimañas publicitarias. Hemos creado un mundo "imaginario", "falso", de cuerpos perfectos, atléticos y sin la menor irregularidad corporal.
Cuantos deportista o simplemente aficionados, han comenzado un programa de entrenamiento con el único fin de poder comer lo que querían, controlar el peso o simplemente conseguir un cuerpo de revista o "instagram". Y todo ello encubierto en la consecución de algún reto deportivo: correr una maratón, un "trail" o cualquier reto que se nos ocurra, para no dar a conocer nuestro verdadero objetivo.
Como bien dice Marisa, nos encontramos con un problema silencioso, vivimos rodeados de alimentos "malsanos", en un ambiente "obesogénico" donde el exceso de calorías "vacías", ingesta de alcohol y alimentos manipulados para que tengan un sabor adictivo y muy atrayente hace que a la mayoría de la población le sea muy complicado mantener su peso.
Tan solo tenemos que escuchar las noticias estos días y nos encontramos con: "El ciudadano español, durante la pandemia, ha engordado una media de seis kilogramos". Como podéis observar es muy complicado por uno mismo conseguir un equilibrio adecuado en nuestra alimentación, estado de salud y en la forma en que lo compartimos.
Si a esta difícil situación, añadimos la variable de la competición, el alto rendimiento y conseguir las marcas previstas, nos encontramos el "cóctel" perfecto para desarrollar trastornos de la alimentación. Me parece muy acertado la propuesta de nuestra psicóloga deportiva de "detectar el problema". Vamos a mirar en nuestro interior sin "filtros" ni "excusas" y una vez en ese punto, si es necesario, pedir ayudar a los profesionales para que podamos encauzar de nuevo nuestra relación con la comida. Sin más os dejo con el artículo que trata un tema muy candente en la actualidad.
Leíamos el sábado 5 de diciembre de 2020, en el diario “EL PAIS” unas declaraciones de David Maciá, seleccionador español de escalada, uno de los pioneros en la planificación del entrenamiento para escaladores.
En ellas, el seleccionador pide ayuda a los técnicos deportivos para alcanzar un nivel de tolerancia cero hacia los trastornos de conducta alimentaria.
“Hay más escaladores y escaladoras con serios problemas a la hora de
relacionarse con su peso de lo que creemos. Un ejemplo de este problema lo
confesó recientemente el polaco Voytek
Kurtyka uno de los alpinistas más
impresionantes de la historia y escalador de roca. Voytek se pasó media vida debatiéndose entre dos
opciones: perder peso para escalar mejor, o ganar músculo (luego peso, pero
también fuerza) para alcanzar el mismo propósito.”
A su vez, en el deporte femenino, la alavesa Irati Anda, campeona de España de escalada en 2006, 2007, 2008 y de nuevo en 2015, era capaz de tener el peso que tocaba durante la temporada, pero una vez finalizada cogía hasta 12 kilos en 3 semanas. Irati padeció una vía crucis durante años por su obsesión al rendimiento. Irati comenta que "hacía cosas que no tenían ni pies ni cabeza, como apenas comer cuando
no me entrenaba o comer a escondidas, sentirme culpable todo el tiempo. El
entorno en el que me movía demonizaba la ingesta de ciertos alimentos,
las figuras más redondas y me hacía mucho daño los cuchicheos que oía". En paralelo, su ansiedad estaba desbocada.
¿Os suenan éstas emociones? ¿Habéis escuchado en vuestro entorno deportivo comentarios “bienintencionados” (pero dañinos) sobre “la talla correcta” que hay que tener para realizar una actividad?
¡Pero Marisa, son ejemplos de deportistas de élite, tienen mucha
presión por rendir al máximo, es su profesión y tienen que estar al 100% para
ganar!
TODO TIENE SUS
LIMITES, y para los profesionales ¡aún más!
El precio que se paga a nivel fisiológico y emocional no compensa. Quizás compense a medio plazo, pero a la larga todo pasa factura.
Por desgracia, en el deporte amateur algunos intentan imitar a los profesionales con ese afán de superación, presionándose al máximo. Ésta es la mala noticia. La peor es que, a diferencia de los “pros”, los aficionados no disponemos de las ayudas específicas que tienen aquellos.
Los trastornos de conductas alimentarias en el deporte es un problema silencioso en auge del que todos somos responsables: desde el peso de las redes sociales hasta comentarios que en un principio pueden parecer inofensivos pero que repercuten en un cambio de paradigma negativo hacia el cuerpo que debe de tener un deportista amateur.
Entonces, Marisa, ya sabemos que el exterior influye en nosotros ¿Qué
tenemos que hacer? ¿Caso omiso? ¡Eso es muy difícil! Yo quiero tener un cuerpo
atlético, fuerte y magro. De esa manera, en vez de correr, ¡voy a volar!
Es un tema delicado. Recomiendo ayuda de profesionales cualificados
(nutricionista deportivo, entrenador personal,
psicólogo, etc…) pero ten en cuenta que al final, por mucha ayuda que
tengas, la solución TAMBIÉN está en vosotros.
Lo que pretendo ahora es darle la vuelta a la tortilla y EMPODERAR a la gente que sufre de esta enfermedad.
Vamos paso a paso.
Si observáis, ¿Qué tipo de personas son las que suelen sufrir trastornos alimenticios? ¿Qué rasgos generales comparten esos deportistas?
-
Perfeccionismo, obsesivo-compulsivo, constancia,
sensibilidad al dolor emocional, inteligencia...
Se han estudiado también algunos rasgos característicos de quienes
padecen anorexia: persistencia, poca toma de riesgos, atención a los
detalles, preferencia a la rutina, capacidad para retrasar la gratificación…
Por otro lado, los rasgos de quienes padecen bulimia
son: impulsividad, toma de riesgos, necesidad de nuevas experiencias e
intolerancia a la rutina.
Vaya Marisa, estos rasgos, la verdad es que son muy característicos de
los deportistas en general. Nos gusta las rutinas, somos persistentes,
perfeccionistas, orientados a cumplir un objetivo deportivo y a hacerlo cueste
lo que cueste...
Cierto, pueden ser rasgos de un deportista amateur concentrado en sus objetivos, pero fijémonos en la intensidad y la frecuencia de esas conductas: es lo que marcará la diferencia entre un objetivo saludable y una obsesión dañina.
Estos rasgos, no van a desaparecer de la noche a la mañana. Forman parte de la personalidad de cada uno. El quid de la cuestión es enfocarlos de forma que sean más productivos para un deportista que sufre de un trastorno de conducta alimentaria. Es un proceso de RE-APRENDIZAJE de nuevas formas de ver las cosas y actuar, para bajar la frecuencia y la intensidad de los síntomas, fomentando, de ese modo, la AUTOESTIMA.
Por ejemplo, la determinación obsesiva compulsiva a la perfección en el deporte, se podría encauzar de forma más positiva proponiendo diferentes actividades de forma espontánea, sin expectativas, sin mucha dificultad física-técnica y disfrutando del momento. El objetivo es entrenar la mente a bajar las expectativas mediante la utilización de técnicas de relajación, para así regular emociones-cogniciones en el desarrollo del reaprendizaje. Es un proceso que se mejora de forma escalonada, ayudando al deportista a invertir su manera de pensar y sentir, utilizando el lado positivo de sus rasgos de personalidad. ¡Toca ser determinante y constante en la recuperación!
Como es lógico, antes de poner en práctica técnicas para resolver un problema, lo primero es ser CONSCIENTES de que estamos metidos en un lío.
El segundo paso, el más importante, es ATREVERSE a cambiar,
a salir de la zona de confort y enfrentarse a las emociones y a los pensamientos.
Podríamos aventurar que un trastorno alimentario es un mecanismo de defensa encubierto: nos protege del exterior o de nosotros mismos, dándonos comodidad. Con dolor y sufrimiento, sí, pero llevándonos a un lugar que conocemos, al fin y al cabo.
Lo de afuera no lo conocemos, y el terreno inexplorado siempre da miedo.
Aun así, insisto: esas características personales, pueden ayudarte a salir de tu sufrimiento. Hay que ser valientes, dar el primer paso y, si es necesario, pedir ayuda profesional.
Resumiendo, en este artículo tan solo me he concentrado en lo que son los trastornos de conducta alimentarios más habituales, sin embargo, cada vez se diversifican más. Empezamos a ver casos de ortorexia (obsesión patológica por la comida saludable), vigorexia, obsesión patológica por lucir unos músculos bien desarrollados, trastornos por atracón, drunkorexia, potomanía y así un largo etcétera.
Son temas de gran importancia, sobre todo en épocas de pandemia! Es una perturbación, en auge y, como comentamos, un problema silencioso.
Seamos conscientes de nuestras palabras hacia los demás.
Seamos empáticos hacia las personas que lo sufren.
Seamos conscientes de nuestra propia conducta, aportemos nuestro granito de arena para cambiar esta obsesión por la perfección y a la idea de rendir al máximo, cueste lo que cueste.
El deporte es vida.
1 comentario:
Da que pensar...
Publicar un comentario