martes, diciembre 29

¿POR QUÉ CORRES?


Estamos terminando los últimos días del 2020 y como todos sabemos, hemos pasado meses muy duros. Pero tenemos que afrontar el 2021 con mucha alegría y positividad. Con proyectos e ilusiones que nos hagan levantarnos cada día con fuerza y ganas de comernos el mundo. Pues aquí está Marisa, nuestra psicóloga deportiva, dispuesta a seguir aportando herramientas para nuestros conflictos mentales, inseguridades y retos. Vamos a la presentación:

Una cuestión que siempre me ha llamado la atención son las motivaciones que llevan a un corredor de montaña a afrontar un reto de uno o varios días corriendo. Como un corredor popular, con cientos de obligaciones familiares, laborales, sociales, etc. decide que va participar en una carrera de 160 km en la que tiene que estar casi dos días corriendo para recorrer la distancia. De igual forma como un alpinista o un escalador se plantea una ascensión extrema en los meses de invierno, donde pone en riesgo incluso la propia vida. 

Los pioneros en estos deportes de aventuras, tenían un objetivo claro: ser los primeros en conseguir recorrer esa distancia, escalar las montañas que todavía no habían sido conquistadas o conseguir retos que dejaran su nombre escrito por los años. Pues bien, y ahora qué nos lleva a abandonar el confortable sofá de casa, nuestro edredón caliente, para pasar dos noches corriendo a la intemperie, frío, sueño y cientos de dolores musculares. 

Disfrutemos de este interesante artículo y toca analizar si nuestras motivaciones son las adecuadas para llevar una práctica deportiva saludable. 





“¿POR QUÉ CORRES"


En este artículo quiero tratar el tema de la MOTIVACIÓN en el deporte, ya seas corredor de asfalto o de montaña. ¿Qué es lo que te empuja a salir a correr al monte, con el frío que hace, mientras el resto de gente está en casa, con su chocolate caliente y su mantita?

El factor en el que quiero hacer que hincapié es si tus razones te ayudan a superarte en el aspecto deportivo y a disfrutar de los retos que te planteas o si, por al contrario, tus motivaciones nublan tu personalidad y te hacen perder el equilibrio entre tu vida deportiva y tu existencia fuera de ella.

 

Debemos distinguir entre dos tipos de motivaciones:

  1. Motivación Intrínseca (También llamada motivación positiva): la razón por la que corremos no tiene otro objetivo más allá que la del propio placer o interés personal. En este apartado podemos incluir todos esos alicientes que hacen que nos movamos hacia un objetivo que sea de nuestro agrado. Podemos citar:


  • Correr para sentirme fuerte, tanto física como anímicamente.
  • Para verme bien y controlar mi peso
  • Porque me ayuda a estabilizar mi ansiedad
  • Para desconectar del trabajo. Es mi momento conmigo mismo. Me desestresa.
  • Porque me gusta, me parece un deporte sencillo de practicar, tan solo necesitas unos zapatos y a correr.
  • Porque me gusta pertenecer a un club con gente que tiene los mismos intereses que yo.
  • Para superarme. Me gusta plantearme objetivos y ver que poco a poco soy capaz de lograrlos.

Estoy segura que más de uno se ha sentido identificado con alguno estos motivos para correr o para realizar otro deporte cualquiera. Puede que haya etapas de tu vida en las que estás muy concentrado en un objetivo y otras en la que sólo quieres correr por el simple gusto de hacerlo. En esos momentos de debilidad, es muy importante recordar las razones por las cuales te pones tus zapatillas. Nuestro ego parlanchín maniobrará en tu contra para desviarte de tus motivaciones, o sea que… ¡atento! Escribe una lista acerca de tus razones para correr para cuando aparezca la pereza, ten en mente esa lista y haz oídos sordos a la vagancia.

  1. Motivación Extrínseca (también llamada motivación negativa): ésta motivación es aquella que recibe el deportista por parte de otras personas. Puede darse tanto por el deseo de reconocimiento (de compañeros, familiares, amigos, sociedad, dinero…) o por el miedo a un “castigo” (“Si no hago éste entrenamiento como debo mi entrenador puede pensar que soy un flojo”).

Es cuando priman éste tipo de motivaciones cuando hemos de ponernos alerta, ya que apoyarnos de manera principal en ellas puede entrañar ciertos peligros.

Primero.

Normalicemos la idea que a todos, nos reconforta una alabanza por el buen rendimiento deportivo. A todos nos gusta sentirnos integrados en un equipo y aportar resultados. Todos necesitamos unas palabras motivadoras del entrenador, porque hay momentos que ni siquiera tú sabes tú propio potencial. Todos deseamos que nos valoren.

Sin embargo, una cosa es desearlo y otra cosa es necesitarlo. Esta es la diferencia clave: es en éste punto cuando nuestra motivación dejará de ser la del simple disfrute de la actividad para pasar a ser la de “He de hacerlo bien para no decepcionar a todo el mundo. He de aceptar el dolor para que mis compañeros me acepten”. 

A raíz de estos pensamientos hay varios problemas:

  • Tu valoración como persona y como deportista es errónea. El deporte es parte de ti pero no lo es todo. Recuerda, apóyate en tus fortalezas, en tus valores y en tu esencia como persona.
  • La atribución que le das al éxito o al fracaso deportivo puede que sea irreal. ¿A que le das importancia cuando ganas o pierdes una competición? ¿A tu talento o a la buena suerte? ¿A tu esfuerzo en los últimos kilómetros o a los rivales fáciles? ¿Tu plan de carrera o a que tus contrincantes tengan una mala preparación?
  • Tu obsesión en lograr metas inalcanzables merma tu nivel deportivo.
  • Utilizar el deporte para evitar enfrentarnos a ciertos problemas. No digo como contrapunto a ellos o para ganar confianza para afrontarlos con más determinación. Hablo de usar la actividad para huir de ellos. “Me voy a correr porque si me quedo en casa voy a discutir con mi pareja”.





Marisa, eso está muy bien ¿Pero cómo averiguo yo si mis motivaciones no son las saludables, las que me hacen mejor deportista y persona?

  1. La retroalimentación externa de tu entrenador, de un familiar, o de un amigo es importante, ya que se preocupan por ti con honestidad y cariño, avisándote de que vas por mal camino. Estas personas observan tu conducta y perciben que has cambiado de una persona que disfrutaba del deporte a otra que está absorbida por la necesidad de premios o para huir de las responsabilidades. Escúchales.
  2. Sensaciones propias. El querer aprobación de los demás, el intentar agradar a todos, el perseguir tus objetivos sin descanso, a la larga causa cierta angustia, agobio, frustración, ansiedad, fatiga, descontrol, desconcentración y lesiones. Escucha tus emociones e intenta averiguar el porqué de que te sientas como lo haces
  3. Lesiones continuas. El cuerpo es muy sabio y te hace parar de alguna forma. Pregúntate que es lo que estás haciendo mal para estar en el dique seco cada dos por tres.
  4. Problemas en casa, con la pareja, como padre/ madre, en el trabajo, etc. Dejarse llevar por el deporte de forma irracional puede perjudicar facetas de tu vida. ¿Qué intentas evitar cuando corres? Obsérvate ¿Hace cuánto que no pasas un día con la familia? ¿Hace cuánto que no invitas a tu mujer a una cena romántica? ¿Hace cuanto que giras la cabeza ante tus problemas económicos, problemas con el jefe, problemas con un amigo? ¿Hace cuanto que sientes que el deporte se ha convertido en “una obligación”, un “tengo que” en vez de un “me apetece”?

El problema real de la motivación extrínseca es que hay muchos factores que están fuera de tu control, como por ejemplo, las actitudes de los demás hacia ti. No sabes si tu compañero de equipo ha tenido un mal día y por eso ni te habla, cuando tú estás asumiendo que lo hace por tu culpa.

Otros factores que están totalmente fuera de nuestro control en una competición son los rivales y la dificultad del terreno. Tendemos a tener expectativas y nos creemos que merecemos tener buenos resultados, pero las situaciones externas son tan cambiantes que caemos en la frustración y la culpa si no logramos que todo salga tal como lo planeamos. Recordad, lo único que podemos manejar es el aquí y el ahora, nuestro rendimiento presente.


Simplifiquemos las cosas y disfrutemos de lo que tenemos hoy, ahora.






Resumiendo, ¿Cómo equilibrar estas dos motivaciones, Marisa? Además de algunas cosas que ya he mencionado a lo largo del artículo, aquí van unos consejillos más explícitos:
  1. Enfréntate a aquello que te preocupa. Ya lo dice ese refrán: “Aquello a lo que te resistes, persiste. Lo que aceptas, te transforma y te libera”. ¿Qué no sabes cómo empezar en el proceso? Háztelo FÁCIL, paso a paso. Escribe en una hoja un listado de los problemas que crees que tienes. Enuméralos de mayor a menor y empieza con el más fácil. Busca soluciones, ¿Cuándo lo vas hacer? ¿Necesitas algún apoyo externo? Ya verás que activándote hacia una solución, la mente empieza a trabajar de forma más práctica y sentirás cierto alivio en el proceso.
  2. Cuidado con la búsqueda de aprobación continua. Las palabras clave aquí son: AMOR PROPIO.¿Cómo trabajar tu amor propio? Empieza a hablarte de forma amable y compasiva, observa tus logros personales hasta el momento, refuérzate una y otra vez. Todo empieza desde el interior, no mendigues valoración, aprobación, DÁTELO tú mismo y verás resultados.
  3. Disfruta del momento. Esto lo voy a repetir 500 mil veces si es necesario. Es fácil decirlo pero difícil de ejecutarlo por culpa de nuestro ego parlanchín. La buena noticia es que el deporte es el momento perfecto para practicar el aquí y ahora, es nuestro momento, por la razón que tu hayas elegido. ¡Enfócate y disfrútalo!



No dudéis en contactar con esta gran profesional y por supuesto estaremos muy atentos  esperando las siguientes propuestas de Marisa. Aquí os dejo sus datos de contacto para todos los que queráis poneros en contacto con ella. Un saludo. 

Consulta Presencial y Online. Teléfono: 626461756; email:hola@marisarichelle.com/marisa.richelle.psicologa@gmail.com; www.marisarichelle.com



2 comentarios:

Listerine dijo...

Gracias por tus consejos y que mejor momento el que estamos viviendo con esta pandemia. Disfrutar del momento y que mejor manera que haciendo el deporte que a uno le guste.Retos personales y sin competiciones

gracielicyti dijo...

Disfruta del momento. Esto lo voy a repetir 500 mil veces si es necesario. Es fácil decirlo pero difícil de ejecutarlo por culpa de nuestro ego parlanchín. La buena noticia es que el deporte es el momento perfecto para practicar el aquí y ahora, es nuestro momento, por la razón que tu hayas elegid https://tercerefecto.com/caracteristicas-de-la-guerra-fria/