Nuestra ruta de hoy nos lleva hasta el corazón de Menorca, una isla que, a pesar de su tamaño, alberga una sorprendente diversidad de paisajes y una gran riqueza cultural. Declarada Reserva de la Biosfera por la UNESCO, Menorca ha sabido preservar su entorno natural y su carácter rural, donde los pueblos blancos, los muros de piedra seca y los caminos tradicionales marcan la esencia de su territorio.
La ascensión parte desde Es Mercadal, una encantadora localidad situada en el centro geográfico de la isla. Fundada en el siglo XIV y con un pasado ligado a la agricultura y al comercio, conserva un trazado urbano tranquilo, con calles estrechas y arquitectura tradicional. Su nombre proviene del antiguo mercado que se celebraba en la zona, convirtiéndose en punto de encuentro entre las distintas poblaciones menorquinas. A lo largo de sus calles podemos disfrutar de diferentes tiendas de souvenirs, productos típicos (sobrasada, ensaimadas, embutidos, etc.) y artesanía local.
Desde el pueblo iniciamos la subida hacia el Monte Toro, la cumbre más alta de Menorca con 358 metros de altitud. En su cima se alza el Santuario de la Virgen del Toro, regentado por una pequeña comunidad de monjas franciscanas. Este lugar, cargado de espiritualidad y leyendas, ofrece además unas vistas panorámicas excepcionales de toda la isla, desde el puerto de Mahón hasta las playas del norte y los acantilados del sur.
El recorrido discurre íntegramente por carretera asfaltada, con una pendiente constante pero sin dificultad técnica, lo que lo hace accesible para la mayoría de senderistas. La subida es corta, aunque exigente en algunos tramos, y recompensa con una de las panorámicas más emblemáticas de Menorca. En mi caso he subido caminando y la bajada trotando.
Recuerda: Recuerda que es un recorrido por asfalto y que la subida discurre por el arcén de la carretera de subida al santuario.
DISTANCIA: 7.3 km
DURACIÓN: Tiempo Total: 1:15 horas. Tiempo en movimiento: 1:08 horas.
MODALIDAD: Senderismo/Carrera.
TIPO DE RECORRIDO: Recorrido ida y vuelta.
DIFICULTAD FÍSICA: Media-Baja. Es una carretera con subida progresiva.
DIFICULTAD TÉCNICA: Baja. Todo el recorrido por asfalto.
ORIENTACIÓN: No presenta dificultad de orientación. Muy evidente.
TIPO DE VÍA: Asfalto.
ÉPOCA APROPIADA: Todo el año. Atención a los meses de calor.
EQUIPO NECESARIO: Material de senderismo: zapatillas de senderismo, ropa transpirable, Gorra y gafas de sol. Bastones de caminante también son recomendables. Agua. Algo de comida para reponer las fuerzas. Complementar la información pinchando en el enlace.
Dejamos el coche en el aparcamiento que hay a la entrada del pueblo y desde ahí comenzamos a caminar junto a un pequeño parque hasta llegar a la iglesia de San Martín, donde hacemos la primera parada.
Justo detrás parte una calle que nos lleva hacia la Plaza Mayor.
Paseamos por la zona más comercial, con algunas calles donde se concentran las tiendas y varias panaderías con dulces típicos. Desde aquí seguimos de frente en busca de la carretera que asciende al mirador.
Al llegar a una rotonda grande, tomamos la salida indicada hacia el Monte Toro. Iniciamos la subida por la carretera, que va ganando altura poco a poco.
Pasamos junto a una masía típica menorquina con una gran era, a los pies del monte.
Conforme ascendemos, empezamos a disfrutar de preciosas vistas hacia la bahía de Fornells, con la torre al fondo, y también del propio pueblo de Es Mercadal.
En la parte alta llegamos al Santuario del Toro, donde nos recibe un gran Cristo de piedra y un pequeño bar junto al recinto. Hemos tardado unos 40 minutos en subir por carretera, sin desvíos ni tramos alternativos.
El santuario se sitúa en el punto más alto de Menorca, a 358 metros de altitud, dominando el paisaje de toda la isla. Su origen se remonta al siglo XVII, cuando se construyó sobre una antigua iglesia gótica. “La actual iglesia se levantó hacia 1670, y en su interior se venera la imagen de la Virgen del Toro, patrona de Menorca.”
Junto al templo se conserva una torre defensiva del año 1558, edificada sobre una vieja atalaya que servía para la vigilancia de la costa. Durante siglos, el conjunto fue un monasterio de frailes agustinos, que permanecieron aquí hasta la desamortización de 1835. En la actualidad, el lugar está habitado por una pequeña comunidad de religiosas que custodian el recinto y mantienen viva la tradición espiritual del monte.
Arriba hay varios miradores con excelentes panorámicas, y merece la pena visitar el monasterio, que cuenta con una iglesia con un retablo interesante, un restaurante y algunas tiendas de recuerdos. En su interior vive una pequeña comunidad de monjas que, con algo de suerte, pueden verse rezando en la capilla del Santísimo Cristo.
SANTUARIO DEL TORO - REGRESO ES MERCADAL 00:45 HORAS
Para el camino de vuelta seguimos el mismo itinerario, bajando por la carretera hasta regresar al núcleo urbano.
Al llegar a Es Mercadal entramos por otra calle, disfrutando de las fachadas blancas y del encanto de la arquitectura menorquina.
La ruta tiene unos 7,5 kilómetros en total (ida y vuelta) y se realiza íntegramente por asfalto. Aunque se comparte el trazado con los coches, las vistas y la tranquilidad del recorrido hacen que merezca la pena.
Quien prefiera evitar la subida a pie, puede acceder en coche hasta el santuario y disfrutar del entorno y los miradores.
Menorca es una isla que combina historia, paisaje y autenticidad en cada rincón. Sus dos principales ciudades, Mahón y Ciutadella, reflejan los contrastes culturales que la han marcado a lo largo de los siglos, mientras que el interior conserva la esencia más rural y tradicional de la isla.
En el centro de Menorca, una de las visitas imprescindibles es el Monte Toro, el punto más alto de la isla con 358 metros de altitud. Desde su mirador se obtienen panorámicas espectaculares de toda la costa y del interior, especialmente en días despejados. En la cima se encuentra el Santuario de la Virgen del Toro, patrona de Menorca, en la población de Es Mercadal, un lugar tranquilo y con encanto donde vale la pena hacer una parada.
La parte oriental está dominada por Mahón, capital administrativa y uno de los puertos naturales más grandes del Mediterráneo. Entre sus puntos de interés destacan la Plaza de la Explanada, centro neurálgico de la ciudad, el Carrer de Ses Moreres, con tiendas y cafeterías locales, y varios espacios históricos como el Castillo de San Felipe y el Castillo de La Mola, ambos en la entrada del puerto. También son recomendables la Iglesia de San Francisco, el Museo de Menorca, la Iglesia de Santa María y el Claustro del Carmen, donde se celebra un animado mercado artesanal. Desde el Mirador del Pont del Castell se obtienen unas vistas magníficas del puerto y su entorno.
En el extremo occidental, Ciutadella conserva el aire señorial de su pasado como antigua capital. Su casco antiguo es un laberinto de calles empedradas donde se concentran los principales monumentos. Destacan el Molino de los Condes, hoy convertido en restaurante, el Convento de Santa Clara, la Catedral de Santa María y la Plaza del Obelisco, epicentro histórico y social de la ciudad. A las afueras, merece la pena visitar las canteras de Líthica, un espacio sorprendente de arte y naturaleza donde antiguas canteras se han transformado en jardines y laberintos de piedra.
Los yacimientos talayóticos de Menorca
Menorca conserva uno de los conjuntos arqueológicos prehistóricos más notables del Mediterráneo. Los yacimientos talayóticos, declarados Patrimonio Mundial por la UNESCO en 2023, son testimonio de la cultura que habitó la isla entre el 1.600 y el 300 a.C. Estas comunidades dejaron un paisaje salpicado de monumentos megalíticos únicos, como las taulas, los talayots y las navetas, construcciones de piedra que servían como templos, torres de vigilancia o sepulcros colectivos.
Entre todos los yacimientos, el más impresionante y mejor conservado es el de Torre d’en Galmés, situado cerca de Alaior. Este poblado se extiende sobre una colina desde la que se domina gran parte de la costa sur, una ubicación estratégica que explica su importancia. El conjunto incluye varios talayots, restos de viviendas circulares, una taula ceremonial y un ingenioso sistema de canales de recogida de agua. Pasear por sus ruinas permite imaginar cómo vivían los primeros habitantes de Menorca y entender la conexión entre su arquitectura y el paisaje.















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